22 de abril de 2013
Entrevista a Gaby Gavila
Entrevista al actor argentino Gabriel Gavila
“Estoy en mi mejor momento”
A los 30 años, el director, dramaturgo y docente confiesa su amor por la psicología, evidencia una nueva iniciación emocional y cuenta cómo se prepara para la última función de Improvisa2 del año. Además, admite su obsesión por la excelencia y revela quién fue el gurú que le despertó la pasión por la improvisación.
Gabriel llega a la Casona del Teatro, ubicado en avenida Corrientes y Ayacucho, en el barrio porteño de Balvanera. Para subir al camarín hay que pasar un bar, un pequeño escenario y los baños hasta llegar a una escalera. Al subirla, a la izquierda está la cabina técnica del teatro que da directo al escenario principal y a la derecha una puerta de vidrio y madera que dan a otra escalera que también hay que subir. En el descanso, hay un largo pasillo en el que al final se ve a una recepcionista en su escritorio; sería raro pensar que ahí están los camarines. Quedan unos pocos escalones y Gabriel llega a una inmensa sala de ensayo en donde algunas parejas bailan salsa. La atraviesa y abre una puerta blanca escondida en la pared del mismo color. Allí hay tantos camarines que Gabriel se confunde, luego de haber tenido funciones en la Casona del Teatro cuatro años consecutivos, hasta que encuentra el correcto.
Un camarín amplio, pulcro y ordenado. Gabriel se mueve hiperactivo para todos lados. Se prepara para grabar su nuevo video de inicio del show que fundó hace diez años, Improvisa2, visto por un cuarto de millón de espectadores. No quiere olvidarse de nada, cada movimiento que hace ya lo tenía pensado de antemano. Quiere que todo salga de diez. “Soy muy obsesivo. Recuerdo haber ensayado con un remplazo de presentador de Improplay, otro formato de improvisación que hacemos, y decirle: `Ariel… acá se ensaya todo. Lo de improvisados es sólo una ironía´. El secreto de nuestra permanencia es que somos muy disciplinados. Ahí radica el éxito”, dice Gabriel.
Mariana Bustinza y Tomás Cutler, sus compañeros de escenario en Improvisa2, entran al camarín y se sientan a charlar, muy relajados, de algunos quilombos personales que tiene Mariana. Gabriel, amiguero, comprensivo y positivo le da consejos a Mariana. Entran al camarín los productores del video y le dicen a Gabriel que en 20 minutos esté listo porque arrancan a grabar. Él se empieza a maquillar, primero se pone tapa ojeras y después base en toda la cara.
-Sin aquella primera temporada del 2002 en Mar del Plata, ¿qué crees que estarías haciendo hoy?
-Supongo que estaría luchando por cumplir mi sueño, o sea, éste. Yo desde los 15 años soñaba con hacer esto. A esa edad empecé a estudiar teatro con Omar Argentino Galván que me transmitió la pasión por la improvisación. Desde entonces, siempre quise tener mi propio espectáculo y a los 20 lo logré. Por suerte mis viejos me bancaban y nunca tuve que trabajar de otras cosas.
-¿Te arrepentís de no haber trabajado en otras ámbitos para ganar esa experiencia y aplicarla a las improvisaciones?
-No, porque improvisar más que vivir requiere jugar con la imaginativa de uno. De todas maneras, yo he acompañado a mis papas, ambos médicos, a las guardias, me ponían un ambo y los ayudaba. Tomaba la presión a algunos pacientes y hasta me decían enfermero. De hecho, yo iba a estudiar Medicina y creo que hubiera sido un médico feliz porque me gustaba mucho. Después me la jugué por el teatro.
Gabriel ya terminó de grabar el video y tiene que ir al escenario a hacer una prueba de sonido para su último show de 2012 en Buenos Aires que comenzará en unos minutos nada más. Baja rápido por unas escaleras que van al escenario mientras le comenta a Tomás que el otro día actúo en su vida cotidiana para zafar. Estacionó el auto y cuando vio que un “trapito” se acercaba para pedirle plata, se puso a pelear a los gritos con Mariana como si fueran una pareja para que el trapito se espante. Ambos ríen.
- Participaste como actor en la series de televisión “Los Únicos” y “Herederos”, sos docente especializado en improvisación y la salas de Improvisa2 e Improplay están siempre llenas ¿Crees que de alguna manera estás en tu mejor momento?
-Sí, la verdad que sí. Fue un año que laburé un montón. Doy clases a casi 100 alumnos y es algo que me apasiona hacer. Estoy re bien, re pleno con lo que estoy haciendo y creo que estoy mi mejor momento.
En medio de la prueba de sonido, lo llaman por celular y antes de cortar dice “te quiero”. Mariana confiesa que al fin, luego de 30 años, está más comunicativo y abriéndose al afecto. Gabriel agrega: “Creo que cuando uno hace teatro trabaja con las emociones y deja de ser emocional en la vida”.
-¿Creés que optaste por teatro para canalizar cosas que tal vez, hoy, aún no podés decir?
-Sí, el teatro es absolutamente catártico. He hecho una obra con Mariana que trataba íntegramente sobre el conflicto con nuestras madres. Era tan fuerte que ella tuvo que hacer a la mía y yo a la suya. No fui médico, fui actor pero hubiera sido psicólogo tranquilamente porque me encanta. Tengo muchos actos fallidos en escena y, con tantos años de terapia, aprendí a analizarme y preguntarme por qué dije tal cosa o hice tal otra. Por ejemplo este año me desmayé porque tengo leucopenia, que es una disminución del número de leucocitos y me quiero comprar un libro llamado La enfermedad como camino que te explica por qué tenés cada enfermedad.
Según el capítulo diez de La enfermedad como camino, que habla sobre los problemas vasculares: “Por el desmayo, el individuo pierde el conocimiento, se retira hacia lo desconocido y se desentiende de los problemas: se ausenta”. ¿Será esto cierto?
Brenda Caretto
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